lunes, 1 de marzo de 2010

Cuando el pito alborota.

Ayer se volvió a poner en evidencia la percepción arbitral. En el encuentro Atlético de Madrid – Valencia, de la liga BBVA. Con una serie de errores del colegiado culminados con una mano dentro del área, que solo fue capaz de ver el que no iba vestido de corto.
Al igual que decíamos en la anterior entrada que el recital de Di María no pudo venir en mejor momento. Lo que ocurrió ayer es solo una gota más de un vaso, que últimamente se llena de más.
Y es que llevamos unas semanas un tanto agitadas. Desde el gol de Klose en un fuera de juego escandaloso (repito ¡escandaloso!), pasando por un penalty a Kalou de libro (y digo, ¡de libro!), y ayer…esto. Y eso que cito tan solo tres.
No soy partidario de usar la tecnología en el fútbol ya que perdería parte de la esencia de este deporte. Pero es que hay errores que matan. Independientemente de a quién se favorezca y a quién perjudique, hay fallos y fallos.
Algunos aprovechan y nos siguen aburriendo con el Villarato, otros con que históricamente se favorece al grande, y otros con lo caseros que son los arbitrajes.
Pero lo que es más que evidente es que el sistema de arbitraje deportivo necesita una miradita, ya que algunos lo siguen, otros hacen lo que quieren, otros parece que ni se lo saben. Se deben ordenar una serie de normas que estandaricen de una vez por todas lo que se está empezando a convertir en un circo.
El ser humano se puede equivocar de eso no cabe duda, pero ese escudo en el que se empeñan en protegerse los colegiados, debería ser un punto de inflexión que llame al cambio.